Si en los últimos dos años la pandemia por coronavirus (Covid-19) planteó grandes retos para la seguridad alimentaria mundial; hoy lo que está ocurriendo entre Rusia y Ucrania representa nuevos desafíos.
Los precios de los alimentos, ya en alza desde el segundo semestre de 2020 por efectos de la pandemia, alcanzaron un nivel máximo histórico en febrero de 2022 debido a la elevada demanda, los costos de los insumos y las perturbaciones en los puertos provocadas por el conflicto bélico.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés) el aumento de los precios de los alimentos oscila entre 8% y 22% como consecuencia de la guerra.
Esto se debe, entre otras cosas, al aumento de la demanda de productos no perecederos, las dificultades para la exportación de trigos y cereales por parte de Ucrania y Rusia, así como al aumento de hasta 300% en el precio de los fertilizantes producidos principalmente en la federación rusa.
Rusia es el mayor exportador mundial de trigo, mientras que Ucrania es el quinto mayor exportador. En conjunto, proporcionan el 19 % del suministro de cebada, el 14 % del trigo y el 4 % del maíz del mundo y representan más de un tercio de las exportaciones mundiales de cereales. El suministro mundial de fertilizantes también está muy concentrado, con la Federación de Rusia como principal productor.
El papel de las legumbres en el contexto actual
En el marco de estos desafíos agroalimentarios, hay actores que se presentan como parte de las soluciones: las legumbres. Estas pequeñas semillas nutritivas agrupan una serie de características que les permiten apaciguar parte de los desafíos: son alimentos no perecederos, económicamente accesibles, pueden ser transformados para la producción de harinas y requieren de menor cantidad de fertilizantes en su etapa de siembra y crecimiento.
Actualmente no hay certeza respecto de la intensidad y la duración del conflicto entre Rusia y Ucrania. De acuerdo con la FAO, las probables perturbaciones de las actividades agrícolas de estos dos grandes exportadores de productos alimenticios básicos podrían agravar seriamente la inseguridad alimentaria en todo el mundo, en un momento en que los precios internacionales de los alimentos y los insumos ya son altos y volátiles. Pero en medio de la incertidumbre, lo que si es cierto es que en este contexto las legumbres juegan un papel importante para ayudar a enfrentar el desafío.
En Montana, un estado ubicado en el noroeste de Estados Unidos, conocido mundialmente por la calidad de sus legumbres y abastecer buena parte del consumo de estos alimentos, los productores de leguminosas están comprometidos con la seguridad agroalimentaria y preparados para responder a la demanda.
Pese a los desafíos, la cadena de suministros de Montana sigue fuerte y sus productores están listos para continuar alimentando al mundo.