La vida de la colombiana Karen Álvarez ha sido, hasta ahora, una historia marcada por las legumbres. Así como en Montana, en Latinoamérica se encuentra más de una anécdota familiar de superación que va ligada a esos granos que contribuyen a un mundo mejor. Karen es una bogotana que a sus 34 años es gerente de Gracol, una empresa propia que se posiciona como líder en el mercado de las leguminosas de su país. No solo triunfa en los negocios, en las redes la siguen alrededor de 35 mil personas a la fecha, y es un canal en el que no para de inspirar.
Claudia Galofre Krevat, nuestra chef de Hola Montana, conversó con ella sobre sus inicios, lo que la lleva a transmitir mensajes de empoderamiento en redes sociales y por supuesto, sobre aquello que le da sentido a su organización: los granos.
Las legumbres, el negocio familiar
Fue en el departamento de Santander, cuando era muy pequeña, que Karen se adentró en el mundo de las legumbres. Empezó a aprender de granos porque su abuelo plantaba frijoles y, como muchas en Montana, la historia de esta empresaria es una familiar. Sus abuelos y sus padres se dedicaban a la plantación, recolección y venta de frijoles, que en Colombia es muy distinto a Estados Unidos. Sobre su experiencia nos cuenta: “En Colombia recoger es con las uñas, mata por mata, pegándole a la vaina con un palo para que aflojara y saliera cada frijolito”.
De su padre aprendió sobre la comercialización de este producto pasando madrugadas de sus vacaciones en Corabastos, la central de abastos de alimentos más grande de la capital colombiana, viendo cómo se ganaba la vida. Luego de graduarse de la universidad y trabajar por años en otra industria, Karen decidió seguir creciendo en este negocio.
Karen emprendió su camino fundando una empresa en Barranquilla con identidad única. Al reto de ser mujer y empezar sola en la distribución de legumbres se le midió con “berraquera” como dirían los colombianos. Es decir: con fuerza, pasión y perseverancia.
Gracol: un sueño hecho realidad
Al llegar a Barranquilla lo primero en lo que pensó fue en innovar. Sabía que iba a vender granos pero no quería limitarse a eso, por eso Gracol distribuye tanto granos como alimentos. El nombre es un juego de palabras que ella atribuye a ser muy patriota y querer involucrar a Colombia en su marca. Su logo, un pájaro que Karen dice que lleva a Gracol volando muy alto, tiene un significado especial.
La familia Álvarez perdió a la mamá de Karen cuando ella solo tenía 18 años en un accidente de tránsito. Luego de su fallecimiento, Karen asumió el rol de madre para sus hermanos menores y trabajó aún más duro por sacar adelante sus sueños. El pájaro simboliza a su madre y a los canarios que tanto le encantaban.
En Gracol Karen ha tratado de construir una cultura empresarial cercana en la que sus colaboradores se sientan alegres, lo que nos comparte, es un requisito para trabajar allí. La alegría se transmite en videos de redes sociales bailando y mostrando toda la actitud con la que se labora en esta compañía de puertas abiertas.
El negocio de las legumbres en Colombia
Para Karen no ha sido fácil. En una sociedad e industria machista, muchos le han dicho que “con mujeres no negocian” y han tratado de menospreciar sus logros. A punta de esfuerzo se ha convertido en un referente de empoderamiento que nos habla con propiedad sobre este mercado en su país.
La CEO de Gracol cuenta que el alza del dólar ha afectado muchísimo al país de manera económica, sin embargo, agradece estar en una industria de alimentos básicos para la canasta familiar. “Si la gente tiene menos capacidad de consumo y endeudamiento, consume más lo que yo vendo (legumbres), pues es un producto básico y lo más económico. Puedes reemplazar la carne por lentejas, otros alimentos por frijoles… Es un mercado muy popular, para todo el mundo.”
Nos dice que en Colombia se conoce mucho sobre los beneficios de las legumbres. “El mercado nuevo de temas fit, de alimentación saludable ha llevado a que los granos y las legumbres se promuevan muy bien. Ha pasado a estar de moda. En Colombia estábamos un poco más atrasados, pero ya no es secreto para nadie. La gente lo conoce”.
Su legado
Mientras sostenemos esta entrevista Karen está embarazada de Mía, su primera hija. Al hablar del legado que le deja nos dice que quiere que sea feliz, que más allá del dinero, es un tema de valores. “Así uno tenga el dinero tú tienes que aprender a trabajar. Aunque tengas dinero tienes que ser una persona humilde y correcta y eso es lo más importante para mí en la vida. Si actúas bien te va bien”.
Tiene una fundación con la que ayuda a las poblaciones más necesitadas de Barranquilla, y a través de su Instagram comparte mensajes de empoderamiento femenino, invitando a quienes la siguen a seguir sus sueños aunque sea difícil en una sociedad patriarcal.
Karen Álvarez ha hecho de las legumbres, entre ellas las de Montana, empresa en su país, brindando oportunidades y aportando cada día al progreso de su comunidad. Con alegría, perseverancia y trabajo duro, esta aliada en Colombia nos demuestra lo lejos que puede ir la determinación.