La comunidad científica mundial ha sido clara: Nuestro clima está cambiando rápidamente convirtiéndose en una seria amenaza para la seguridad alimentaria y la estabilidad del planeta en general. ¿Pero qué papel juegan las leguminosas ante el cambio climático?
Pues resulta que, además de proveer alimentos excepcionales por su gran valor nutricional, las plantas leguminosas pertenecen a una familia vegetal con “súper poderes” ambientales.
Pero antes de hablar del aporte de las leguminosas ante el cambio climático, miremos todo en contexto…
Causas del cambio climático
Los cambios acelerados del clima responden, en gran medida, a las actividades humanas que liberan dióxido de carbono y otros gases de efecto invernadero en la atmósfera.
Esta problemática ambiental puede presentarse en forma de sequías, inundaciones y huracanes que causan desastres en los territorios, afectan los ecosistemas y amenazan la producción de alimentos.
Aunque suele señalarse a la industria y al transporte basado en combustibles fósiles como los principales culpables de este problema, es un hecho probado que la producción agropecuaria, como la agricultura, la explotación forestal y la ganadería, también impactan al medio ambiente.
De acuerdo con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO, por sus siglas en inglés), la producción agropecuaria emite casi un tercio del total mundial de CO2. “La agricultura resulta ser, al mismo tiempo, responsable y víctima de la situación”, asegura la entidad internacional.
Sin embargo, parte de la respuesta para mitigar y reducir los efectos del cambio climático, según la FAO, puede proceder de este mismo entorno: los cultivos de leguminosas.
Aportes de las leguminosas ante el cambio climático
1. Captura de emisiones de CO2
De acuerdo con la FAO, las plantas de leguminosas mejoran la absorción de carbono en los suelos, lo que significa que parte de las emisiones naturales de CO2 resultan capturadas por la propia tierra productiva. Esto indica que los cultivos de estas plantas resultan muy eficaces para afrontar el cambio climático.
2. No requieren fertilizantes nitrogenados
Según el Consejo de Lentejas y Guisantes Secos de Estados Unidos, las plantas de leguminosas no requieren fertilizantes nitrogenados, puesto que fijan su propio nitrógeno tomándolo de la atmósfera y transportándolo dentro de sus suelos. Esta autosuficiencia evita la emisión de gases de efecto invernadero derivados de la fabricación y empleo de este tipo de abonos.
3. Menor uso de agua
Las leguminosas necesitan menos cantidad de agua para crecer en comparación con otras plantas de importancia alimentaria, lo que indica que son fundamentales para el mejor aprovechamiento de este líquido vital.
4. Mayor resistencia al cambio climático
Las leguminosas son más resistentes que otros cultivos y soportan climatologías rigurosas como sequías e inundaciones, en los que otras plantas con fines nutricionales no podrían sobrevivir. Además, actúan como un dique vegetal frente a los estragos causados por el cambio climático.
5. Evitan la erosión de los suelos
Algunas leguminosas son de enraizamiento profundo, de modo que no compiten por el agua con otros cultivos, además de ser muy útiles para evitar la erosión del suelo.
Para contribuir con la seguridad alimentaria y combatir el cambio climático, en el estado de Montana dedicamos miles de hectáreas al cultivo de estos súper alimentos, convencidos de que con ellos podemos lograr un futuro más sostenible para todos.